En el metro de la Ciudad de México, un transporte en el cual, recientemente, se ha agudizado la violencia hacia las mujeres, circula una publicidad que no puede sino indignarnos.
Se trata de una campaña de la marca de lencería Vicky Form que no sólo cosifica a las mujeres, sino que pretende hacerlas “un blanco perfecto” para… los hombres.
Aunque no lo dice explícitamente, es evidente que el mensaje de esta nueva campaña (que además es portada de su catálogo) es que las mujeres debemos aspirar a un estereotipo capaz de llamar la atención de los hombres, para así ubicarnos en su mira y convertirnos en su blanco. Pero, ¿blanco de que? ¿De su amor? ¿De su deseo? O ¿de su violencia machista?
Está campaña es inaceptable, ahora y siempre, ya que mantiene una idea patriarcal y capitalista sobre la mujer. Dicha idea lleva a pensar al género femenino como si fuera un objeto, una mercancía: un “tiro al blanco” para el goce masculino. Tal cosa niega, a su vez, el papel de las mujeres en la sociedad: niega que somos la mitad del mundo, niega que somos seres humanos, y que sobre nosotras recae también la posibilidad de la vida, no solo en un sentido biológico, sino social y político.
Eso sin contar que el estereotipo físico y corporal de esta campaña también es nocivo: promueve la tez blanca o a lo sumo apiñonada y los rasgos europeos en un país de indígenas y mestizos, así como un ideal de belleza de delgadez extrema, el cual exacerba los trastornos alimenticios que tanto enajenan y dañan a las mujeres, sobre todo a las más jóvenes (en México hay 22 mil casos anuales registrados de estos trastornos, aunque la cifra no incluye a todas esas mujeres que no admiten su problema).
Las ideas son también un espacio a defender. No dejemos que el capitalismo y el patriarcado nos deshumanicen, nunca más.
Ayúdanos a denunciar esta campaña de Vicky Form compartiendo esta publicación, y viralizando nuestra indignación. De esa manera, esperamos que se obligue a esta empresa a parar esta campaña cosificadora cuanto antes, y que siente un precedente para que la cultura patriarcal deje de hegemonizar nuestras psiques.
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