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  • Dulce Perea Hernández / Sandra Vanina Celis

Redd+ (o de cómo privatizar con el discurso del cambio climático)


La Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación evitada, Redd+, es un mecanismo de mitigación del “cambio climático” impulsado por los países potencia y desarrollado a partir de organizaciones no gubernamentales como la Organización de las Naciones Unidas para para la Agricultura y la Alimentación, (FAO), entre otras. Este mecanismo opera en países de América Latina como lo son Bolivia, Paraguay o México, con la excusa de que es la deforestación de los bosques en estos países lo que manda un 20 por ciento del total de gases de efecto invernadero (GEI: dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, metano, ozono y clorofluorcarbonados) a la atmósfera. Sin embargo, el símbolo “+”, agregado desde 2010, implica que la Redd se encargue también de la “gestión sostenible de los bosques” o, lo que es lo mismo, su control por parte de los países potencia con la excusa de conservar la biodiversidad


Desmontando la trampa del capitalismo verde


No sólo la privatización está latente en este tramposo mecanismo, sino también la oportunidad, para los grandes capitales, de invertir en los llamados bonos de carbono, que son una de las "soluciones" surgidas del Protocolo de Kioto ante los GEI. Esta propuesta no tiene cómo sostenerse, pues los GEI son lanzados a la atmósfera desde los países más avanzados, cuyas industrias son los más contaminantes; entre ellos se encuentran Estados Unidos y Japón. Así que la supuesta solución debería poner un alto, en primer lugar, a las emisiones de estos países, pero en cambio deja impune el delito ambiental cometido por estos, permitiendo a sus grandes capitales resarcir los daños a la atmósfera tan sólo invirtiendo en mecanismos como la Redd+ para la disminución de los GEI en los países periféricos. Así, estos países pueden seguir contaminando por módicos financiamientos para la captura de carbono que realizan en los bosques de países como México, o en la inversión de supuestas “tecnologías limpias” que terminan siendo otra industria más del capitalismo verde que además atenta contra los pueblos originarios, como las plantas eólicas en el Istmo de Tehuantepec. Todo esto es catastrófico, pues más allá del discurso oficial sobre el “cambio climático”, lo cierto es que los GEI sí representan una verdadera amenaza que no está siendo combatida, la cual nos está llevando a una debacle sin precedentes y sin retorno.


Privatización “sostenible” de bosques


La gestión/privatización de los bosques planteada en la Redd+ implica que los países impulsores del mecanismo tendrán el control de 138 millones de hectáreas de áreas forestales que pertenecen en un 58% a comunidades indígenas o campesinas. Ante ello es que la Organización de las Naciones Unidas ha expresado que para el correcto funcionamiento de la Redd+ es necesario establecer una posesión clara de la tierra, cosa que afectaría directamente a comunidades rurales que aún mantienen el ejido como figura principal de propiedad (colectiva). Por su parte, Sergio Graff, coordinador general de Producción y Productividad de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y secretario del Comité Técnico Consultivo Redd+ (CTC-Redd+), descarta la tala ilegal y los incendios como mayores deforestadores, y argumenta que en realidad es la actividad agropecuaria la culpable de la deforestación y la degradación, alineándose convenientemente a lo dicho por la ONU y facilitando, así, el control del Estado sobre el sector campesino con base en este tramposo discurso.



Así, se hace evidente que se viene el mayor despojo, usurpación, privatización y restricción por parte de los grandes capitales contra las comunidades indígenas y campesinas del país, pues se le achaca la culpa del “cambio climático” a los campesinos y a su forma de trabajo, cuando quienes deben ser señalados como culpables, en primer lugar, son las grandes empresas agroindustriales y al sistema capitalista en su conjunto que, entre otras cosas, se impone al campesinado en virtud de competir y por ende de seguir subsistiendo. Esto implica la implementación de maquinaria y fertilizantes tóxicos contaminantes, modificando las formas de trabajo tradicional de los campesinos, que además dañan su salud y la de los consumidores. Para cuidar de este proceso de usurpación, el Estado despliega sus aparatos militares y paramilitares para poder hostigar y oprimir a aquellos pueblos que se resisten al despojo que implica la Redd+. Así, el Estado asegura su poder a través de la dominación coercitiva y deja el camino libre para que los capitalistas continúen con la acumulación por desposesión que ya de por sí se había intensificado desde la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) en 1994.


Por todo lo mencionado, no es de extrañarse que la Alianza México Redd+ sea financiada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, famosa por escándalos de corrupción y acusada de espionaje, lo que le ha valido el cierre de sus oficinas en Rusia, Venezuela y Bolivia. En este sentido, tampoco resulta difícil comprender por qué otro principal inversor de la Redd+ en nuestro país es el Banco Mundial, el cual ya ha dado un primer adelanto de 33.8 millones al Estado mexicano para comenzar esta gigantesca privatización de bosques y selvas que, como ya vimos, también sirve perfectamente a los intereses de las grandes industrias capitalistas.


¿Qué hacer?


Podemos comenzar a partir de comprender que no solamente estamos presenciando cambios drásticos en las condiciones climáticas, sino que estamos frente a una catástrofe civilizatoria total. En este punto de colapso, la destrucción ecológica encuentra su fundamento y origen en las contradicciones intrínsecas del sistema capitalista*; el aumento de la temperatura de la superficie terrestre y de los océanos está registrado, los glaciares se han ido retrayendo a una velocidad alarmante y la cubierta de hielo en el Ártico ha disminuido de forma desproporcionada al promedio durante las últimas décadas. Así también, eventos como los de El Niño y La Niña, (cada vez más intensos y frecuentes), la presencia de huracanes, ciclones, ondas de calor y sequías más pronunciadas, son una manera en que la atmósfera manifiesta alteraciones climáticas, todo lo cual es propiciado por la desmesurada actividad humana, específicamente la de corte industrial.


Por otra parte, es muy importante poner en tela de juicio los discursos (y sobre todo las políticas) del “desarrollo sostenible” que devienen de tratados como el Protocolo de Kioto, producto de la Conferencia de las Partes (COP) que se realiza anualmente. Y es que las respuestas que se generan en estos tratados, (o a partir de algunos Organismos Internacionales) para “mitigar” el cambio climático, no son independientes a los intereses de los países centrales más poderosos y de las grandes corporaciones trasnacionales, que abogan todo el tiempo por medidas “laxas” y muchas veces inútiles con tal de no ver afectadas sus ganancias multimillonarias, aunque sea a costa de la continua destrucción de los ecosistemas. Y aunque esto pareciera sólo afectar a un cierto sector de la población (como quedó constatado, a los indígenas y campesinos en primer lugar), lo cierto es que tiene un grave impacto para la población urbana, pues algunas de las consecuencias que se desprende de esto es, por ejemplo, la extrema polución del aire que pone en grave riesgo nuestra salud. Esto sin contar que las peores consecuencias vendrán a largo plazo para el planeta entero, al verse irremediablemente dañados los ecosistemas.


Las ciudades son las principales consumidoras de todo lo que se produce, y en donde se hallan también gran cantidad de fábricas y de plantas de energía contaminantes. Por ello, es en ellas de donde debe surgir la organización anticapitalista que pueda proponer, junto con otros sectores en lucha, soluciones a corto, mediano y largo plazo ante la catástrofe ambiental y civilizatoria que vivimos.


Referencias:


Adame Cerón, Miguel Ángel, Crisis Ecológica y Multidimensional capitalista y Revolución, portal Rebelión, 2011. Recuperado de http://www.rebelion.org/noticia.php?id=135176


¿Qué es Redd+? Portal Finanzas Carbono. Recuperado de http://finanzascarbono.org/nuevos-mecanismos-de-mitigacion/redd/que-es-redd/


Nota (26 de enero de 2013) La corrupción empaña la labor de cooperación internacional de la USAID. RT. Recuperado de https://actualidad.rt.com/actualidad/view/84738-usaid-corrupcion-eeuu Mendoza, E. (04 de agosto 2013) México cede sus bosques y selvas a Redd+. Contralínea. Recuperado de http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2013/08/04/mexico-cede-sus-bosques-selvas-redd/ Autor invitado. (30 de noviembre 2009) Los Mecanismos Financieros de REDD y sus Implicaciones para Bolivia. Portal INESAD. Recuperado de http://inesad.edu.bo/dslm/2009/11/los-mecanismos-financieros-de-redd-y-sus-implicaciones-para-bolivia/

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