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  • Juan Manuel García

Nuestra ciudad, la ciudad neoliberal


La Ciudad de México (CDMX) es un complejo espacio social divido por la disputa que existe entre los capitales nacionales e internacionales para ampliar el espacio de su propia reproducción, y las múltiples resistencias de los movimientos sociales urbanos ante ello.


Dentro de toda esta ciudad contradictoria, los problemas que emanan los recibe directamente la clase trabajadora. La falta o encarecimiento de los servicios públicos, del acceso a la vivienda, la precarización del trabajo, la exclusión y la segregación socioespacial, son parte de las consecuencias que enfrenta día a día la clase trabajadora, producto de una forma de ciudad alejada de las necesidades del grueso de la población.

¿Cómo se transformó nuestra ciudad y en qué?

El proceso de industrialización, que se desarrolló en todo el país entre los años de 1930 a 1950, propició que la CDMX se convirtiera en un núcleo principal de hábitat para la clase trabajadora. Las industrias en la ciudad, en su mayoría nacionales, generaron empleos, viviendas y espacios de recreación cercanos a sus trabajadores: como ocurrió en la delegación Azcapotzalco, muy cerca de la Zona Industrial Vallejo.


Durante los años de 1960 a 1980 el desarrollo industrial en la ciudad vino en declive, producto de una crisis económica a escala mundial que ocasionó una reestructuración del modelo industrial adoptado, apostando más al desarrollo tecnológico y propiciando el despido masivo de miles de trabajadores dentro de la ciudad. La forma de habitar cambió radicalmente llevando a la clase trabajadora a insertarse al nuevo esquema del sector de los servicios. En su mayoría, la clase trabajadora pasó de obrero industrial, a oficinistas.

Lo que está y lo que viene para la CDMX

La entrada del neoliberalismo en la ciudad es el factor para un nuevo proceso de transformación de la CDMX. Durante los años de 1990 el desarrollo urbano giró hacía el beneficio al capital privado. Los grandes predios llenos de industrias abandonadas fueron el botín perfecto para la inversión. Se dejó de atender por completo a las necesidades de la población y se dejaban ver claramente los intereses de la clase empresarial.


Desde 1997 el Partido de la Revolución Democrática (PRD) llegaría a gestionar a la CDMX, creando un clientelismo que fraccionaría a los movimientos populares en la ciudad que se habían formado décadas atrás. Estos gobiernos retomarán el discurso de la ciudad “global”, discurso neoliberal para permitir que los capitales nacionales e internacionales intervengan en la ciudad.


En la ciudad, estos capitales buscan ampliar el espacio de su propia reproducción. La expresión de ello es el conjunto de megaproyectos por toda la ciudad. El modelo descentralizado de la CDMX propicia que se conformen asociaciones público-privadas que permitan el desarrollo de estos megaproyectos, como lo que ocurre con las Zonas de Desarrollo Económico y Social (ZODES), en las que interviene el Gobierno del Distrito Federal (GDF) junto con la empresa paraestatal PROCDMX (Agencia de Promoción, Inversión y Desarrollo para la Ciudad de México).


Los proyectos como las ZODES intentan ampliar la construcción viviendas verticales, privatizar los espacios públicos y crear centros de trabajo en beneficio de diversas transnacionales -todo ello en un mismo polígono que le llaman “de actuación”. Estos proyectos se pretenden realizar en zonas de la ciudad donde el valor del suelo es muy bajo, no obstante, la construcción de estos proyectos apunta hacia el encarecimiento de los servicios básicos, y esto provocará que llegue otra población con el nivel adquisitivo suficiente para habitarlos.

¿Cómo hacerle frente a la ciudad neoliberal?

Desde hace 40 años están activos los movimientos populares urbanos dentro de la Ciudad de México. Aunque fueron desarticulados por el clientelismo de que generó el PRD, otro sector sigue en la lucha popular por el acceso a la vivienda, que ha dejado a un lado el GDF.

Por otro lado, ante los proyectos de las ZODES las comunidades afectadas se organizan y discuten sobre las problemáticas que les aquejan. Una de ellas, la más visible, ha sido la comunidad de los Pedregales de Coyoacán, ubicada al sur de la ciudad, en donde desarrollaron un proceso de autogestión para poder construir sus viviendas, que se enfrenta a la ZODES Ciudad del Futuro.

De esas luchas por la defensa del territorio nace la necesidad de organizarnos ante la creación de una ciudad neoliberal. Hace falta discutir las problemáticas de la ciudad, el cómo se producen y el para qué. Más allá de reivindicar un derecho a la ciudad, hace falta reivindicar el hacerse de la ciudad –para transformarla desde la perspectiva de estos sujetos precariados- desde la organización.

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