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  • Eduardo Méndez

El grupo del SÍ y por cuál “México” va




En su libro Técnicas de persuasión, J.A.C. Brown expone una constante general (y, a decir verdad, un poco maniquea) entre la búsqueda de poder político y las carencias personales. Esa noción es la misma que le atribuye el intento de conquistar el mundo de Napoleón a su baja estatura, las dictaduras de Franco y Pinochet a sus voces agudas, y el holocausto a que Hitler fuera un pintor frustrado. Aunque justo es decir que Brown evita el reduccionismo total y presenta que esas subjetividades, si bien son movidas por el motor de su frustración, también son dirigidas a un objeto externo que es propio de la situación social histórica en la que vivieron. Un relato similar es el que plantea la plataforma Sí por México y sus voceros sobre el personaje de AMLO: un resentido que sólo actúa por coraje, un perdedor perpetuo que tuvo suerte a la última y que ganó porque la gente del país ya estaba harta y querían un cambio. Cualquiera.


Sí por México es una organización de élites que se presentan a sí mismas como una “comunidad ciudadana”, liderada por los empresarios Claudio X González y Gustavo de Hoyos. Se han organizado con el objetivo de ser la plataforma de respaldo para conformar Va x México, la alianza política de PRI, PAN y PRD para contender en las elecciones intermedias de este año; alianza que, además de sumar sus escasas fuerzas contra el fenómeno de Morena, intenta salvar el registro de sus debilitados partidos y “refrescar” su imagen bajo el discurso de que han decidido renunciar a ideologías para atender problemas.


En otras palabras, estas élites han renunciado a sus distintos “principios” para moverse en el pragmatismo de la captación desesperada de votos. La coalición integra, entre otras, a los partidos antes fuertes (ahora desacreditados), a organizaciones no gubernamentales fantasma y a comunicadores opositores al gobierno actual. Agregado a esto, su logo es un homenaje al de la campaña de 1989 por la continuidad del gobierno de Pinochet en Chile. Pero todos vimos la polémica que vino tras el anuncio de la similitud de logos en la conferencia de López Obrador, así que retomemos en su lugar las observaciones que precisaron al respecto tanto Ferriz de Con como Jorge Alemán y el político Fernando Belauzarán: según ellos, AMLO está tan desesperado por desacreditar a esta fuerza política que ve cosas; su paranoia es tan desproporcionada que la palabra “sí” es el motivo de su tormento y se olvida por completo de que ha habido decenas de campañas políticas –incluidas las de sí mismo– que han usado el SÍ para promocionarse; así, estos comentaristas se pronunciaron por que la comparación de logotipos es “pueril”, porque “sí” es una palabra que puede usarse en diferentes contextos para múltiples propósitos. Ferríz incluso dedica un minuto para decir que sí “es una palabra muy bonita que a mi me gusta mucho. Y la palabra México, también”. Soberbio análisis.


Por supuesto que ninguno de esos comentaristas está dispuesto a ir más allá de la palabra sí. Como si un logo fuera la mera selección de una palabra y no un trabajo de planeación y de diseño en el que se coloca un SÍ inclinado a la derecha con una variación de colores en el acento de la í y el resto del mensaje es colocado debajo y al centro. Si tal diseño de identidad no se trata de un plagio ni un homenaje, sólo resta pensar que eldiseñador quiso burlarse de ellos por fachas ignorantes.


Pero retomemos la seriedad: si puede identificarse una configuración provocativa en el logo de Sí por México (un gesto que en este caso no está acompañado de una declaratoria verbal) esto se debe a que las tradiciones políticas tienen sus imaginarios y simbologías propias. Desde la izquierda marxista, por ejemplo, uno se aproxima a la revolución de octubre, a los colores, a los signos; nos familiarizamos con frases y eventos históricos. Se genera memoria e, incluso, dimensiones de admiración. El tributo a Pinochet, entonces, no es inocente, y, si acaso, fue inconsciente sólo para alguna parte de quienes idearon la imagen.


Es de por sí despreciable que estos empresarios mexicanos hagan una alusión a Pinochet para tratar de registrar un partido político. No obstante, el logo de ninguna manera iguala a Sí por México con Pinochet ni a AMLO con Allende. Las similitudes, de existir, se verán en las relaciones de poder reales: en las acciones concretas. Es un hecho que sí por México no es un bloque militar ni su táctica es el golpe de Estado. Por supuesto que no incluyen en su programa político (porque sería dispararse en un pie) los toques de queda, las persecuciones políticas, la privatización de todos los servicios públicos ni la represión a toda disidencia, pero ¿qué los define entonces?


Algunas de las “más de 500” organizaciones y empresas que los conforman tienen los siguientes giros:


  • Empresas de capacitación para seguridad privada (Army Centurion)

  • Policías en activo (Organización Policial del Estado de México)

  • Militares retirados (Asociación Tepic de Militares Retirados, Fundación Antigüedad del Heroico Colegio Militar)

  • 39 secciones de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX)

  • Asociaciones de “life coach” (¡para nombres descarados! Familias en Pobreza Extrema A.C.)

  • Organizaciones católicas radicales (CENTRO DE INVESTIGACIONES SOBRE LA NUEVA ERA –promotora de exorcismos–, Coalición por la familia y la vida, Unión Nacional de Movimientos Católicos, Magna Coalición de Líderes Provida)

  • Organizaciones sin intereses corporativos propios que sólo difunden posiciones contra el gobierno de Morena (Potosinos con Valor, Chalecos México, Ciudadanos por México, Que Hable la Gente, Organización Ciudadana, ConspiraciónXMéxico)

  • muchas “organizaciones” con logos borrosos y con nombres propios de individuos o ilegibles, organizaciones que no existen en internet, que tienen portales nuevos o sin actividad reciente aunque sí tengan logos muy modernos (Todos con México, Fundación Ciudad Modelo, Juntos avanzamos más, causa libre, opinemos México AC, vamos juntos AC)

  • Personajes de redes sociales (Tumbaburros, un tal Berman)

  • Frente Nacionalista Mexicano.

Desde los discursos inaugurales de la iniciativa se ha presentado un discurso sobre la inclusión y la apertura a todas las voces ciudadanas en Sí por México. Esa tolerancia liberal, que propone que toda postura es válida, respalda que coincidan empresarias “feministas” y religiosos provida. Es claro que en su “comunidad” hay policías, empresarios y militares, pero sorprende (en realidad no) que no se adhieran organizaciones por la defensa del agua, el territorio, de los derechos laborales, alguna que defienda los feminismos comunitarios, radicales o que estén en contra de la militarización.


Hasta aquí presentamos un análisis parcial de un proyecto político a partir de sus vínculos, su carga simbólica y los sujetos colectivos que lo conforman, evitando la reducción del mismo a la psicología de un sólo sujeto, como podría ser Claudio X González. Pero sólo para terminar cabe preguntarse: ¿qué diría Brown sobre su disputa política? Por supuesto que necesitaría muchos años para tener acceso a los elementos traumáticos de su subjetividad. Pero seguro trataría de encontrar explicación al reiterado esfuerzo por asignarle el nombre de “México” y “mexicanos” a cada uno de sus proyectos, a su intento por interpelar a quienes se identifican con él, con los empresarios y con una ciudadanía abstracta y liberal. También a cómo despreciaba al pueblo y a quienes disputan la soberanía nacional y se plantan contra la acumulación permanente del capital.


Sería un análisis aburrido. Llamamos a que su derrota sea contundente para que nunca se haga.

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