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sacu: seguir Acabando con las Conquistas universitarias 

 By: Eduardo Méndez

04 de enero de 2016.- El rector de la UNAM, Enrique Graue, reestructuró la Secretaría de Atención a la Comunidad Universitaria (SACU) el 10 de Enero, con lo que cuenta que ejecutará un plan de seguridad para atender incidentes de violencia. El plan incluye el cambio de personal por uno de “nuevo perfil”, jóvenes, mujeres y hombres, de entre 20 y 30 años con estudios de al menos bachillerato (correlato de la creación reciente de la división de gendarmería en la que el 67% de la primera generación son jóvenes con estudios de bachillerato o licenciatura que se suman luego de no encontrar empleo digno. Pero volvamos al tema).

La cuestión de la seguridad aparece como la primordial de las tareas de la secretaría con lo que se hace necesaria la adquisición de nuevas patrullas, más y “más eficiente” personal de vigilancia, cámaras de video y micrófonos así como planes estratégicos de seguridad y protocolos de acción. La forma de control capitalista se reproduce de manera dispar aunque similar en los distintos espacios, no es de extrañarse que la forma de implementar “seguridad” en las instituciones educativas, sea a través de dispositivos similares a los que se utilizan en grandes comercios, empresas o en cárceles: configura el espacio para que la gente fluya y no para que confluya; reduce las necesidades y la forma de satisfacerlas a lo que ya se encuentra ahí como dado, una UNAM, en palabras de Enrique Graue “donde los que tienen que estudiar, estudien; los que tengan que enseñar, enseñen.”.

Auditorio Ché Guevara: Foco rojo para el Estado.

El titular de la SACU, César Astudillo declara la situación del auditorio Ché Guevara como un “problema de índole nacional” por ser una problemática de más 10 años. El auditorio Che Guevara ha sido un espacio en disputa desde la huelga de la UNAM en 1999.

La toma en las universidades de foros, aulas, auditorios ha surgido de la necesidad de abrir espacios de discusión, de formación para la juventud; tanto por el hecho de que en las aulas se hace visible la situación de crisis social, es decir, por extensión de la educación así como por el contrario, por la falta de posibilidades de externar inquietudes y trabajar en conjunto para reflexionar sobre la cultura, la vida cotidiana, la política y la economía, ya sea local, global o nacional.

El despliegue de estos planes de seguridad tiene que ver con la correlación de fuerzas entre los universitarios y los interesados en mantener el control de la Universidad: Las decisiones que afectan a los primeros son tomadas por los segundos en una total falta de democracia, para muestra, la elección del rector que realiza un comité conocido como los 15 notables a través de la Junta de Gobierno, en la que no tiene incidencia alguna los estudiantes o trabajadores universitarios.

¡Universitarios de México uníos!

El otro lado de la correlación son las organizaciones universitarias, que disputan los espacios y que luchan por las decisiones y acciones de los trabajadores y los estudiantes, a través de asambleas, mítines, foros, talleres… la lucha estudiantil.


Misma que repuntó en el año anterior ante la desaparición de estudiantes normalistas en Iguala, con asambleas, caravanas y la conformación de organizaciones emergentes para abrir la discusión de las problemáticas del país en torno al desempleo, el marco jurídico, la formación crítica, el rol de género, y la lucha urbana, entre otras.

Por esto es que llamamos al fortalecimiento de esos espacios aún después del auge del descontento de masas; la defensa del espacio para la reproducción social, en el que se mantenga un sentido crítico y de colectividad permitirá el trabajo en proyectos de autonomía universitaria, desde la discusión de la seguridad interna, hasta la forma elección de representantes institucionales.

Fotografía tomada cuando en el año 2000 la PFP entró a CU. Autor desconocido

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