
.-El pasado 17 de diciembre de 2015, se publicó la reforma en materia de cultura, la cual tenía como objetivo principal la modificación a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, para la creación de la Secretaría de Cultura (SC).
Dentro de dichas modificaciones se contempla la desaparición del CONACULTA y la separación de las actividades culturales de la SEP, quedando la SC como responsable de éstas.
Sin embargo, el significado de la reforma, -pese a que pueda parecer lo contrario- va mucho más allá de una separación de las actividades culturales de las educativas para un supuesto mejoramiento de su gestión. En realidad, la creación de la SC no es una iniciativa que beneficie a la sociedad en general tal y como ha sido planteado por el gobierno federal, sino que forma parte de una estrategia privatizadora del Estado capitalista y, por ende, de las reformas estructurales, que han sido llevadas a cabo bajo el más cínico consenso neoliberal, que se vive en nuestro país desde hace más de tres décadas. Prueba de ello es el recorte presupuestal que se le ha hecho al sector educativo y cultural, que suma más de mil 949 millones de pesos, que deberían estar destinados a la ahora SC, al INAH, al INBA, a la cinematografía, la televisión, el teatro, librerías, etc.
Hay que mencionarlo, dichos recortes no sólo tienen potenciales repercusiones a largo plazo, sino que, en lo inmediato, significan una reestructuración de los derechos de los trabajadores de la educación y la cultura, así como de las becas de los miles de estudiantes que se beneficiaban con ese gasto público.
Por ello, es que esta reforma está ligada al modelo de nación que se está construyendo actualmente, y que se viene gestando desde la firma del TLCAN; se trata de un modelo que privilegia las dinámicas extractivas, el desmantelamiento de las empresas estatales, la exclusión y despojo territoriales, la planeación caótica de espacios, las desapariciones forzadas, etc., pues esta incluye el control de instituciones que en su momento contaron con una relativa autonomía sobre la gestión de sus actividades, para pasar a ser organismos desconcentrados de la administración pública federal (sin personalidad jurídica ni patrimonio propios), al mando del secretario de cultura, que a su vez, es un miembro del gabinete del gobierno federal, que tiene la facultad de remover, destituir o modificar cargos, entre otras facultades importantes a nivel estructural dentro de la S.C.
Sin embargo, estos mismos trabajadores saben que la vía legal no podrá ser siempre la única vía de resolución de conflictos políticos, pues es incluso por medio de éstos y otros mecanismos jurídicos que el Estado neoliberal lleva a cabo múltiples actos de represión y violaciones a DDHH; ejemplo de ello es el de Arturo Camas, trabajador del departamento de medios audiovisuales en la ENAH, que después de 20 años laborando -bajo contratos temporales- fue despedido injustificadamente, ya que sin razón alguna no se le renovó su contrato, y se le impidió acceder a su espacio de trabajo para retirar sus cosas, entre las que se encontraba su antena de radio aficionado con la cual transmitía la señal de Radio Zapote. Arturo, como otros compañeros de Lucha por los Derechos Laborales y la Basificación, ha sido sometido a un acoso sistemático por parte de los policías auxiliares que resguardan la escuela. [2]
Es por ello que ante el despliegue de las políticas neoliberales se hace necesario la difusión y el apoyo a estas luchas por los derechos laborales, por el acceso a la educación y la cultura digna.
¡Por una educación digna, gratuita y de calidad!
¡Solidaridad combativa total a los trabajadores del sector cultural y educativo!
Notas:
[2] Pronunciamiento en torno a la situación política actual del país, por parte del cuerpo académico de Filosofía de la Fes-Acatlán, en: http://filosofia.acatlan.unam.mx/todas-las-noticias/218-pronunciamiento-del-cuerpo-academico-de-filosofia.html
La Secretaría de Cultura y el recorte presupuestal: las nuevas formas de precarizar la cultura y el empleo
By: Andrea Santos

“En realidad, la creación de la SC no es una iniciativa que beneficie a la sociedad en general (…) sino que forma parte de una estrategia privatizadora del Estado capitalista y, por ende, de las reformas estructurales, que han sido llevadas a cabo bajo el más cínico consenso neoliberal”
Así la SC, inicia su administración con dos procesos legales que incluyen a 345 trabajadores eventuales y 607 profesores e investigadores que demandan su basificación, además un despido masivo del INAH debido a que “la administración federal dispone de menos recursos para 2016".[1]

Es por lo anterior que sostenemos que la creación de la SC es una estrategia para precarizar la educación, el arte y la cultura. En este sentido, lo que se avecina es su elitización, puesto que sólo pueden acceder a una educación de calidad o ejercer su derecho a la cultura aquellos que pueden costear su precio.
Ante todos estos eventos las voces de los trabajadores organizados se han alzado en protesta; no es para menos, toda vez que en el artículo 5to de la reforma se contemplaba un despido masivo de trabajadores de todos los organismos del sector cultural, mismo que dichos trabajadores lograron echar abajo por medio de la organización y diversas vías legales.